.




martes, 30 de junio de 2015

El espejo que no podía dormir (Augusto Monterroso)



Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo 
y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, 
y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, 
y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón 
del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la 
preocupación del neurótico.


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lunes, 29 de junio de 2015

La campana y el esquilón (Tomás de Iriarte)



En cierta catedral una campana había
que sólo se tocaba algún solemne día.
Con el más recio son, con pausado compás,
cuatro golpes o tres solía dar, no más.
Por esto, y ser mayor de la ordinaria marca,
celebrada fue siempre en toda la comarca.
Tenía la ciudad, en su jurisdicción,
una aldea infeliz, de corta población,
siendo su parroquial una pobre iglesita,
con chico campanario, a modo de una ermita;
y un rajado esquilón, pendiente en medio de él,
era allí quien hacía el principal papel.
A fin de que imitase aqueste campanario
al de la catedral, dispuso el vecindario
que despacio y muy poco el dichoso esquilón
se hubiese de tocar sólo en tal cual función;
y pudo tanto aquello en la gente aldeana,
que el esquilón pasó por una gran campana.
Muy verosímil es, pues que la gravedad
suple en muchos así por la capacidad.
Dígnanse rara vez de despegar sus labios,
y piensan que con esto imitan a los sabios.


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domingo, 28 de junio de 2015

El niño y el corderito - Rafael Pombo



El niño
—¿ Porqué tan tristemente,
Corderito inocente,
Te oigo balando?

El corderito
— Por mi madre querida,
Que tal vez afligida
Me anda buscando.

El niño
— ¿Temes verte sólito,
O te acobarda el grito
Del dogo hambriento?

El corderito
—No me asusta que ladre;
Mas lejos de mi madre
No estoy contento.

El niño
— ¡ Ah ! ya entiendo tu pena,
Si tu mamá es tan buena
Como la mía.

Déjame acompañarte,
Yo seré en cualquier parte
Tu garantía.

Pero ya que recuerdo
Que cuando yo me pierdo
Mamá se afana,

Andemos ligeritos,
Y vivamos juntitos
Desde mañana


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sábado, 27 de junio de 2015

El lirio - Leonardo Da Vinci


Sobre la vede ribera del río Ticino había crecido un bello lirio.
Alta y erguida sobre su tallo, la flor reflejaba sus blancos
pétalos en el agua y el agua quiso apoderarse de ella.
Cada onda que pasaba se llevaba contigo la imagen de aquella
blanca corola, y transmitía su deseo a las ondas que aún no
habían llegado a verla.
Así todo el río empezó a agitarse, volviéndose el cabrilleo
inquieto y veloz; y no pudiendo coger el lirio, tan bien
plantado y alto sobre su tallo robusto, se lanzaron
furiosas las ondas contra la orilla, hasta que la riada
arrasó toda la ribera, y también el lirio puro y solitario.

La pasión desatada es una fuerza difícilmente
dominable que muy a menudo arrastra
hasta un final desdichado al apasionado
incontinente y al objeto inocente del

viernes, 26 de junio de 2015

Los consejos de la rata - Jose Joaquín Fernandez de Lizardi



Una Rata moribunda .
-madre alnorosa y discreta-
un Ratón dijo: Esta casa
mil enemigos encierra
que te siguen y te espían
cual si fueran centinelas.
Guárdate de todos ellos;
pero con más diligencia
guárdate del Gato viejo
que siempre en la chimenea,
holgazán y descarado,
se solaza y se calienta.
Uñas tiene, y las esconde
con la malicia má negra;
ve más que un lince, y los ojos
entorna, encapota y cierra;
está siempre murmurando
para que digan que reza;
pero no hay tal, este bicho
afecta mucha modestia,
y es el pillo más infame
que en el mundo el sol calienta.
Témele mucho, hijo mío.
manéjate con cautela, .
porque cuando menos pienses,
entonces tu vida acecha;
y si consigue que calgas
en sus uñas, no la cuentas .
Es hipócrita el tal Gato;
y esos viles tienen ciencia
para dañar cuando halagan.
para matar cuando besan.
Dicho esto, murió la Rata.

Yo venero su prudencia:
todo enemigo es temible, .
y mucho más, si aparenta
la amistad que no conoce
o la virtud que desprecia.


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jueves, 25 de junio de 2015

El maestro y el niño - Jean de la Fontaine



En esta fábula intento demostrar la presunción vana de un necio: Cuando estaba jugando a las orillas del Sena, un niño cayó al agua, mas por gracia divina se hallaba allí un sauce con cuyas ramas se salvó el pequeño. Pasó por allí un maestro de poco entendimiento, y el infante gritó: -- ¡ Auxilio que me ahogo !

Ante dichos gritos, el maestro se volvió, e imprudentemente y fuera de situación, empezó a sermonear al infante:

-- ¡Mira qué travieso, a dónde le ha llevado su locura!
¡Gasta tus horas cuidando esta clase de prole!
¡Desdichados padres, pobre de ellos velando a todo momento por esta turba inmanejable! ¡Cuánto deben padecer, y cómo lamento su destino!
Después de tanto hablar, saco al niño de las aguas.

Censuro aquí a muchos más de lo que se imaginan. Habladores y criticones y pedantes pueden reflejarse en el escrito anterior; cada uno de ellos forma un pueblo numeroso; sin duda el Creador bendijo esa prolífica casta.
¡No hay tema sobre el que no piensen ejercer su habladuría! ¡Siempre tienen una crítica que hacer! ¡Pero amigo, líbrame del apuro primero, y después suelta tu lengua!

Antes de señalar los errores del prójimo, mejor primero ayúdalos a mejorar su situación.


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miércoles, 24 de junio de 2015

El caballo y el jabalí (Fedro)



Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo.
Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con la trompa y las patas, enturbiaba el agua.
El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos.
Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda.
-Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo.
Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte.
Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado.
Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo.
Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura.
Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día:
-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!

A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos.


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martes, 23 de junio de 2015

El eclipse (Augusto Monterroso)



Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.


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lunes, 22 de junio de 2015

El mono y el titiritero (Tomás de Iriarte)


El fidedigno padre Valdecebro,
 que en discurrir historias de animales
se calentó el celebro,
pintándolos con pelos y señales;
que, en estilo encumbrado y elocuente,
del unicornio cuenta maravillas,
y el ave fénix cree a pie juntillas,
(no tengo bien presente
si es en el libro octavo u en el nono),
refiere el caso de un famoso mono.
Éste, pues, que era diestro
en mil habilidades, y servía
a un gran titiritero, quiso un día,
mientras estaba ausente su maestro,
convidar diferentes animales,
de aquellos más amigos,
a que fuesen testigos
de todas sus monadas principales.
Empezó por hacer la mortecina;
después, bailó en la cuerda a la arlequina,
con el salto mortal y la campana;
luego, el despeñadero,
la espatarrada, vueltas de carnero,
y al fin el ejercicio a la prusiana.
De estas y de otras gracias hizo alarde.
Mas lo mejor faltaba todavía,
pues, imitando lo que su amo hacía,
ofrecerles pensó, porque la tarde
completa fuese y la función amena,
de la linterna mágica una escena.
Luego que la atención del auditorio
con un preparatorio
exordio concilió, según es uso,
detrás de aquella máquina se puso;
y durante el manejo
de los vidrios pintados,
fáciles de mover a todos lados,
las diversas figuras
iba explicando con locuaz despejo.
Estaba el cuarto a oscuras,
cual se requiere en casos semejantes;
y aunque los circunstantes
observaban atentos,
ninguno ver podía los portentos
que con tanta parola y grave tono
les anunciaba el ingenioso mono.
Todos se confundían, sospechando
que aquello era burlarse de la gente.
Estaba el mono ya corrido, cuando
entró maese Pedro de repente,
e informado del lance, entre severo
y risueño, le dijo: «¡Majadero!,
¿de qué sirve tu charla sempiterna,
si tienes apagada la linterna?»

Perdonadme, sutiles y altas Musas,
las que hacéis vanidad de ser confusas:
¿os puedo yo decir con mejor modo
que sin la claridad os falta todo?


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domingo, 21 de junio de 2015

El gato bandido - Rafael Pombo



Michín dijo a su mamá:
"Voy a volverme Pateta,
y el que a impedirlo se meta
en el acto morirá.
Ya le he robado a papá
daga y pistolas; ya estoy
armado y listo; y me voy
a robar y matar gente,
y nunca más (¡ten presente!)
verás a Michín desde hoy".

Yéndose al monte, encontró
a un gallo por el camino,
y dijo: "A ver qué tal tino
para matar tengo yo".
Puesto en facha disparó,
retumba el monte al estallo,
Michín maltrátase un callo
y se chamusca el bigote;
pero tronchado el cogote,
cayó de redondo el gallo.
Luego a robar se encarama,
tentado de la gazuza,
al nido de una lechuza
que en furia al verlo se inflama,
mas se le rompe la rama,
vuelan chambergo y puñal,
y al son de silba infernal
que taladra los oídos
cae dando vueltas y aullidos
el prófugo criminal.
Repuesto de su caída
ve otro gato, y da el asalto
"¡Tocayito, haga usted alto!
¡Déme la bolsa o la vida!"
El otro no se intimida
y antes grita: "¡Alto el ladrón!"
Tira el pillo, hace explosión
el arma por la culata,
y casi se desbarata
Michín de la contusión.

Topando armado otro día
a un perro, gran bandolero,
se le acercó el marrullero
con cariño y cortesía:
"Camarada, le decía,
celebremos nuestra alianza";
y así fue: diéronse chanza,
baile y brandy, hasta que al fin
cayó rendido Michín
y se rascaba la panza.
"Compañero", dijo el perro,
"debemos juntar caudales
y asegurar los reales
haciéndoles un entierro".
Hubo al contar cierto yerro
y grita y gresca se armó,
hasta que el perro empuñó
a dos manos el garrote:
Zumba, cae, y el amigote
medio muerto se tendió.
Con la fresca matinal
Michín recobró el sentido
y se halló manco, impedido,
tuerto, hambriento y sin un
real.

Y en tanto que su rival
va ladrando a carcajadas,
con orejas agachadas
y con el rabo entre piernas,
Michín llora en voces tiernas
todas sus barrabasadas.
Recoge su sombrerito,
y bajo un sol que lo abrasa,
paso a paso vuelve a casa
con aire humilde y contrito.
"Confieso mi gran delito
y purgarlo es menester",
dice a la madre; "has de ver
que nunca más seré malo,
¡oh mamita! dame palo
¡pero dame qué comer!"


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sábado, 20 de junio de 2015

La araña y la uva (Leonardo Da Vinci)



Una araña, después de haber observado durante muchos días los
movimiento de los insectos, se percató de que las moscas acudían
especialmente a un racimo de uva de granos gruesos y dulcísimos.
- Ya comprendo - se dijo.
Y subiendo a lo alto de la vid, con un hilo finísimo se descolgó,
desde allá arriba hacia el racimo, y se instaló en una celdilla
oculta entre las uvas.
Desde aquel escondite comenzó a asaltar, como un ladrón, a las
pobres moscas que buscaban su comida; y mató a muchas, porque
ninguna sospechaba su presencia.
Pero mientras tanto vino el tiempo de la vendimia.
El campesino llegó al viñedo, también recolectó aquel racimo y
lo arrojó en el lagar, donde fue pronto pisado con los otros.
Así, la uva fue el fatal anzuelo para la araña traicionera, que
murió junto a las moscas traicionadas.


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viernes, 19 de junio de 2015

El payo y el colegial (Jose Joaquín Fernandez de Lizardi)



Un Payo tonto quería
que con él, a pasear,
fuese un Colegial un día;
pero el Colegial tenía
muchas cosas que estudiar.

Y lleno de admiración,
¡estudiar! el Payo dice:
esa es jerrada opinión.
No estudie, que en conclusión
será usté más infelice.

Para que vea que lo quero,
le haré una buena alvertencia:
sea tonto, sea majadero
que si tiene usté dinero
será un gran pozo de cencia.

Si en lo dicho habló verdá
este pobre Payo bruto,
allá el lector lo sabrá,
que yo, por mí, no disputo
cosa que tan clara está.


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jueves, 18 de junio de 2015

La cigarra y la hormiga - Jean de la Fontaine



Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y descansó, y se ufanó de su arte, y al llegar el invierno se encontró sin nada: ni una mosca, ni un gusano.

Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina, pidiéndole que le prestara de su grano hasta la llegada de la próxima estación. - Te pagaré la deuda con sus intereses; -- le dijo --antes de la cosecha, te doy mi palabra.

Mas la hormiga no es nada generosa, y este es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
- ¿ Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello ?

- Cantaba noche y día libremente -- respondió la despreocupada cigarra.

- ¿ Conque cantabas ? ¡ Me gusta tu frescura ! Pues entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.

No pases tu tiempo dedicado sólo al placer. Trabaja, y guarda de tu cosecha para los momentos de escasez.


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miércoles, 17 de junio de 2015

Las dos perras (Fedro)



Suelen envolver una asechanza las caricias de los malos, y para no caer en ella, nos conviene tener muy presente lo que diremos a continuación.

Una perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fue otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había cedido, alegando, como razón de esta demora, que era preciso esperar a que los cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí solos. 

Como se le hiciesen nuevas instancias, pasado el último plazo que ella misma había fijado, contestó arrogantemente : «Me saldré de aquí, si tienes valor para luchar conmigo y con mi turba.»

Si dais entrada al malo en vuestra casa, os echará de ella.


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martes, 16 de junio de 2015

El Conejo y el León (Augusto Monterroso)



Un celebre Psicoanalista se encontró cierto día en medio de la Selva, semiperdido.

Con la fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logró fácilmente subirse a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no solo la lenta puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, que comparó una y otra vez con las de los humanos.

Al caer la tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al León.

En un principio no sucedió nada digno de mencionarse, pero poco después ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el otro, cada cual reaccionó como lo había venido haciendo desde que el hombre era hombre.

El León estremeció la Selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el Conejo respiró con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del León, dio media vuelta y se alejó corriendo.

De regreso a la ciudad el celebre Psicoanalista publicó cum laude su famoso tratado en que demuestra que el León es el animal más infantil y cobarde de la Selva, y el Conejo el más valiente y maduro: el León ruge y hace gestos y amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo advierte esto, conoce su propia fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y que después de todo no le ha hecho nada.


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lunes, 15 de junio de 2015

Los dos loros y la cotorra (Tomás de Iriarte)



De Santo Domingo trajo
dos loros una señora.
La isla en parte es francesa,
y en otra parte española.
Así, cada animalito
hablaba distinto idioma.
Pusiéronlos al balcón,
y aquello era Babilonia.
De francés y castellano
hicieron tal pepitoria,
que al cabo ya no sabían
hablar ni una lengua ni otra.
El francés, del español
tomó voces, aunque pocas;
el español al francés,
casi se las toma todas.
Manda el ama separarlos,
y el francés luego reforma
las palabras que aprendió
de lengua que no es de moda.
El español, al contrario,
no olvida la jerigonza,
y aun discurre que con ella
ilustra su lengua propia.
Llegó a pedir en francés
los garbanzos de la olla;
y desde el balcón de enfrente
una erudita cotorra
la carcajada soltó,
haciendo del loro mofa.
Él respondió solamente,
como por tacha afrentosa:
«Vos no sois que una PURISTA».
Y ella dijo: «A mucha honra».
¡Vaya, que los loros son
lo mismo que las personas!


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domingo, 14 de junio de 2015

El coche - Rafael Pombo



¡Triqui!
¡Traque!
¡Juipi!
¡Juape!
¡Arre!
¡Hola!
¡Upa! ¡Vivo!, ¡Carambola!

Así del pescante,
feroz, jadeante,
se explica el cochero
de un coche viajero
que alzando humareda
y atroz polvareda
veloz bamboleante,
más brinca que rueda.

Y el látigo zumba;
y todo retumba
con tal alboroto,
cual de un terremoto
que al orbe derrumba,
y toda la gente
se agolpa imprudente
a ver qué noticia
al mundo desquicia,
o qué personaje
va en urgente viaje
de cántaros de oro,
que siguen ligeros
tal vez bandoleros,
galgos carniceros,
en pos del tesoro.

Al fin paró el coche
ya entrada la noche,
y abriólo el gentío
con gran reverencia;
y (¡extraña ocurrencia!)
lo hallaron... ¡vacío!

Tal es, en retrato,
más de un mentecato
de muchos que encuentro.
¡Qué afán! ¡Qué aparato!
Y nada por dentro.


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