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miércoles, 24 de agosto de 2016

Los dos amigos y el oso - Félix María Samaniego



A dos Amigos se aparece un Oso:
El uno, muy medroso,
En las ramas de un árbol se asegura;
El otro, abandonado a la ventura,
Se finge muerto repentinamente.
El Oso se le acerca lentamente;
Mas como este animal, según se cuenta,
De cadáveres nunca se alimenta,
Sin ofenderlo lo registra y toca,
Huélele las narices y la boca;
No le siente el aliento,
Ni el menor movimiento;
Y así, se fue diciendo sin recelo:
«Este tan muerto está como mi abuelo.»
Entonces el cobarde,
De su grande amistad haciendo alarde,
Del árbol se desprende muy ligero,
Corre, llega y abraza al compañero, Pondera la fortuna
De haberle hallado sin lesión alguna,
Y al fin le dice:
«Sepas que he notado
Que el Oso te decía algún recado.
¿Qué pudo ser?»
«Diréte lo que ha sido;
Estas dos palabritas al oído:
Aparta tu amistad de la persona
Que si te ve en el riesgo, te abandona.»



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